Los primeros vestigios de Lerici en la historia remontan a la época etrusca, cuando con mucha probabilidad se instaló la primera aldea suya.
A lo largo del tiempo, la particular posición hizo que Lerici fuese un puerto natural, antes para los Lígures y luego para los Romanos.
En la Edad Media la bahía sirvió como arribo y escala, antes para la familia de los Obertenghi y luego para los Malaspina.
Pero es con la República Marinara de Génova que Lerici empezó a asumir un papel más importante.
Después de haber adquirido Puerto Venere y haberlo convertido en una base para controlar el Golfo de la Spezia, Génova entró en poseso de Lerici, negociando con los señores de Vezzano y de Arcola, que eran los feudatarios de la localidad.
En 1152, en Porto Venere, se firmó el acto con el cual Giulenzio, Butafara y Girardo per Arcola y Guido, Bellengerio, Alberto, Girardo y Enrico per Vezzano cedían Lerici por 29 y 10 Liras a Lucca.
El asentamiento de la República de Génova en esta parte del golfo y sus metas de ampliación hacia el Este chocaron con la familia Malaspina:
Estos fueron derrotados en 1174 en Monleone, y fueron obligados a suscribir un pacto con el cual estaban obligados, entre otras cosas, a dejar Lerici.
En los años sucesivos la aldea lericina vio crecer su importancia. Su colocación geográfica y la ausencia de fortificaciones habían hecho que fuese el lugar elegido para las tratativas para poner fin a la guerra entre Génova y Pisa.
Fue propio aquí, en 1217, que se estipuló un tratado de paz entre ellas.
El combate naval de la isla del Giglio en 1241, que se resolvió con la victoria de Pisa sobre la flota genovés, incidió en el destino de Lerici.
Efectivamente, la República Marinara Toscana ocupó la bahía y el atracadero, quizás sin encontrar resistencia. Los pisanos intentaron ganar el presidio de Puerto Venere,
pero fueron repulsados y por esto decidieron fortificar Lerici e iniciaron a proteger la aldea con la edificación de murallas.
La posesión pisana no duro mucho, en 1254 la derrota de Pisa por obra de los genoveses impuso la restitución del castillo y del puerto de Lerici.
Génova puso mano al potenciamiento de las defensas lericinas, reforzó el castillo y después de unos años reconstruyó el pueblo fortificado.